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Características de Un Buen Líder

Una de las principales características que se atribuyen a un buen líder tiene que ver con su aptitud y talento para inspirar al grupo a seguir su ejemplo, es decir, convertirse en un modelo que todos quieren imitar. 

“Qué tus hechos hablen tan alto, que tus palabras no puedan oírse”
Ralph Waldo Emerson

Viendo esto de una manera práctica, todos los miembros del equipo estarán más pendientes de las acciones del líder que de sus indicaciones, por lo que un líder idóneo será el que predique con el ejemplo. De ahí la famosa frase de Ralph Waldo Emerson que dice: “Qué tus hechos hablen tan alto, que tus palabras no puedan oírse”

Es prácticamente imposible conformar un equipo exitoso sin la presencia de alguien con las características para liderar, estructurar y conducir. Formar un equipo de ganadores, se basa en crear un ambiente de trabajo que refleje el compañerismo y la camaradería, pero con respeto hacia todos los integrantes del equipo.

En pocas palabras, el líder es en todo momento un ejemplo a seguir y por tal motivo comprende que sus acciones influyen directamente en cómo se sienten sus colaboradores, determinando en consecuencia su rendimiento. 

Cuando no hay nadie capaz de liderar el equipo, las consecuencias pueden ser terribles para la empresa, pues los colaboradores trabajan sin rumbo, motivación o coordinación alguna. Esa es la principal razón por la cual todo empresario debería asumir una posición de liderazgo.

De lo contrario muy pronto se encontrará afrontando rotación frecuente de personal, bajo rendimiento y productividad, falta de crecimiento, equipos desmotivados, conflictos frecuentes y muchos otros problemas más.

Un buen líder debe ser una persona con mentalidad de triunfador en todas y cada una de sus actividades, por ello debe ser congruente y respetarse de manera que siempre lo rijan principios tales como: estrategia, transparencia, integridad y respeto.

Todo lo anterior deriva en una pregunta: ¿cuáles son las características que definen a un líder en una empresa? La respuesta es simple, pero contundente, EL ÉXITO. Y esto nos lleva de nueva cuenta a la famosa frase de Emerson con una leve variante: “Qué tus hechos hablen tan alto, que nadie pueda criticarte

Es un hecho, que las palabras se las lleva el viento y se las lleva porque es muy fácil prometer, aunque lo realmente difícil es HACER.

Por eso, siempre trato de evaluar a la gente por lo que HACE y no por lo que dice.

Hablando de empresas y de negocios, el éxito está en convertir lo que sea en utilidades. El líder en cualquier empresa buscará transformar lo que vende en una oferta de valor para su cliente, luego debe poder transmitirla de forma clara y precisa y por último debe saber cómo cerrar el negocio dejando una sonrisa de satisfacción en el rostro del comprador.

Por otro lado, una manera de asegurar el éxito de la empresa es conseguir que los trabajadores se identifiquen con el objetivo y la misión del negocio, ya que esa es la única manera de crear una visión total que permita desarrollar capacidades de liderazgo entre los empleados para crecer como la espuma.

La experiencia y el conocimiento técnico son importantes, no obstante, una de las aptitudes más difíciles de desarrollar en un líder es la de motivar a sus seguidores para alcanzar el objetivo de manera consensuada.

En todos los casos, se trata de personas que persiguen una ambición y que creen sinceramente que es posible hacer las cosas de mano de la excelencia. Consideran que hacer un esfuerzo por cambiar vale la pena y están preparados para asumir riesgos.

Los líderes de éxito que encabezan cambios organizativos para innovar trabajan con la mentalidad de perfeccionar su entorno laboral desde una postura de compromiso y motivación personal.

Algunas de las características que debe tener un buen líder son:

  1. Negociar con integridad para ser ejemplo del equipo.

La honestidad genera comunicación abierta entre el líder y los miembros del equipo. Lleva a relaciones efectivas en toda organización.

  1. Compartir conocimientos con autoridad, pero sin prepotencia.

Es decir, la capacidad de compartir sabiduría efectivamente para el logro de objetivos concretos de forma satisfactoria para todos.

  1. Ser reconocido por la excelencia en el trabajo.

Un líder centrado en excelencia sabe proteger sin oprimir, sabe guiar sin imponer

  1. Hacer que los miembros del equipo se sientan valiosos.

A veces la solución a un problema llega por parte del miembro del equipo más inesperado; un buen líder debe ser capaz de tomar en cuenta esta opción cuando sea necesario.   

  1. Establecer el rumbo correcto.

Un buen líder deberá mostrar el camino con una serie de pasos a seguir de manera lógica, secuencial y organizada.

  1. Decidir inteligentemente estableciendo prioridades.

         Los líderes de hoy son exitosos cuando entienden que el trabajo en equipo es pilar fundamental del éxito

  1. Inspirar para comunicar de manera clara y precisa.

          Los líderes más eficientes son aquellos que transmiten mejor lo que están pensando.

  1. Saber ejecutar para delegar con autoridad.

         Un líder conoce a la perfección sus talentos, por lo tanto, es capaz de tomar decisiones importantes sin titubear.

  1. Ser disciplinado y perseverar para lograr los objetivos.

Sin disciplina no existe el impulso necesario para avanzar en pro de un objetivo; hay que hacer lo que debemos hacer, cuando lo debemos hacer, así sin más, sin pensarlo mucho, ni poner excusas ni pretextos.

  1. Saber imponer límites y delimitar funciones.

Monitorear el desempeño y modificar las instrucciones cuando sea necesario, teniendo cuidado de no sobrepasarse ni tampoco de no hacer lo necesario 

provocando que las cosas salgan mal. Encontrar y mantener el equilibrio correcto es lo que caracteriza a un líder con habilidad para trabajar con su equipo. 

  1. Saber identificar, retener y motivar talentos.

Incentivar de manera personalizada, estableciendo comunicaciones claras para desarrollar confianza mutua con los miembros del equipo, estableciendo un ambiente de trabajo que fomente la sociabilidad.

  1. No darse por vencido, nunca.

Quizás las palabras más sabias y elocuentes en cuanto a la importancia de esta gran virtud que todo líder debe tener fueron expresadas por Winston Churchill al dirigirse a los alumnos de Harrow, la escuela de su infancia, donde pronunció uno de los discursos más breves y significativos que hayan sido emitidos por estadista alguno:

“Nunca, nunca se den por vencidos.

Nunca se den por vencidos, en nada que sea grande o pequeño, sublime o trivial.

Nunca se den por vencidos.

Nunca, nunca, nunca, nunca.”

*Winston Samuel Ojeda es mexicano de nacimiento y tiene más de 30 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios de superación personal. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, la familia y el Network Marketing.

Actitud es el Nombre del Juego

Por: *Winston Samuel Ojeda
Autor del libro: “¡Claro que Sí se Puede!” Blog: Actitud es el Nombre del Juego

La actitud es un hábito de pensamiento, de modo que si tú quieres vigorizar tu actitud lo primero que debes hacer es fortalecer la manera en que piensas, por ejemplo, te comparto que en mi caso y como producto de muchos años de práctica cotidiana me levanto cada mañana con la certeza de que puedo lograr lo que me proponga.

No existe en mi mente ninguna duda de que el éxito es mío y si eventualmente me asaltara un leve titubeo, inmediatamente cambio mi enfoque en la dirección correcta, es decir, que sea lo que sea que vaya a intentar estoy equipado con los talentos que Dios me dio y entre todos ellos la actitud es la principal fuerza que impulsa mi pasión y mis deseos en busca de alcanzar el objetivo anhelado.

Muchas veces equivocadamente pensamos que la actitud de seguridad que emana de algunos individuos es producto del dinero, las influencias o el poder que ejercen, no obstante, continuamente encontramos que esos que parecen fuertes, recios y valerosos, no usan más que una máscara frente a los demás, pero cuando están solos son tan temerosos como una gacela a punto de ser cazada.

Por muchos años he sido un estudioso de las herramientas que se requieren para ser exitoso, toda mi vida me había cuestionado, cómo se logra, cómo se obtiene, dónde se encuentra la llave que abre la puerta que te conduce hacia el sendero del éxito y finalmente llegue a la conclusión de que todo esto empieza dentro de cada uno de nosotros, en tu caso, dentro de ti, ya que tú eres el único que decide si aceptas el reto de ir en busca de ese secreto que puede cambiar tu destino para siempre.

De modo que imagina que tienes una llave que abre la puerta para obtener un éxito indescriptible y que el abrir esa puerta o no es tú decisión, qué solamente depende de ti, lo cual te hace doblemente responsable porque no puedes echarle la culpa a nadie más que al que ves en el espejo todas las mañanas.

Para alcanzar ese entendimiento es necesario experimentar y para ello la vida te da oportunidad de apreciar cotidianamente hábitos, costumbres e intentos a manera de ensayo y de ese modo ir descubriendo lo que realmente te llena para seleccionar lo que más te conviene, luego, por ende ir recolectando lo sembrado, los frutos.

De modo que inevitablemente en algún momento, tú ser termina por alinearse con tu creencia interna y por tal motivo, los cambios en la realidad de tu entorno son semejantes a lo que anidan en tu corazón y mente, es decir, que llega el momento que tu patrón mental se refleja en tus resultados y tu vida personal, ya sea de manera positiva o negativa.

Cuando inicié mi carrera en el campo de las ventas tuve oportunidad de compartir retos varios y conocí individuos excepcionales y talentosos sólo para darme cuenta de que algunos de ellos tenían una actitud mental negativa, lo cual se reflejaba en su trabajo.

Fue ahí que pude darme cuenta de que no importaba que tan talentosa e inteligente fuera una persona, era mucho mejor tener una actitud mental positiva, ya que algunos que no eran tan brillantes, sí contaban entre sus herramientas mentales el creer en si mismos y manejarse con la soltura del que se sabe capaz, por ende, sus resultados eran superiores a los de que se supone los sobrepasarían.

Este increíble descubrimiento fue la inspiración que me llevó a querer rodearme de personas con lo que ahora llamo AMP, dado que es mucho más prolífico y productivo rodearte de personas con esa característica, que tener individuos sin confianza en si mismos.

De manera tal que la actitud es un hábito de pensamiento, sí, pero, si deseas cambiar tu actitud de negativa a positiva, debes pensar en consecuencia, sin olvidar que no necesariamente el barrio donde naciste determina tus resultados, sino que más bien eres tú y tus elecciones lo que determina tu presente y tu futuro.

Eres y actúas de acuerdo con los pensamientos dominantes de tu mente, por tal motivo, no hay que olvidar la reflexión que expresa sabiamente: “Como el hombre piensa en su corazón, así es él”; esto abarca todo lo referente al comportamiento humano, de hecho, es tan diáfano y vasto que se extiende a todas las condiciones y circunstancias de tú vida.

Como lo analizamos anteriormente, lo que en algún momento inició con un pensamiento, se convirtió en una acción y esa acción que se repitió tantas veces que se convirtió en un hábito, posteriormente ese hábito fue moldeando tu carácter y ese carácter es lo que ha ido determinando tu futuro.

Es obvio entonces que la transformación mental llega por la renovación de tu entendimiento, es el procesamiento personal de lo que aceptes que entre a tu entendimiento y el no hacer caso ni escuchar lo que otros dicen, cuando a tu juicio es incorrecto lo que te proponen. ¡He ahí lo que hace la gran diferencia!  

Así que cuando te comportas de acuerdo con tus creencias, el resultado es que éstas gradualmente se convierten en un hábito de pensamiento.

La conclusión de “Actitud es el Nombre del Juego” es el mensaje que te he compartido, que debes levantarte cada mañana con la certeza de que eres capaz de lograr tus objetivos y que no hay espacio en tu mente para el fracaso, ya que al sentir y alojar dentro de tu corazón estos modelos de pensamiento, tu fortaleza aumentará y los demás lo notarán reconociéndote como el líder en el que te has transformado, como la dirigente en la que te querías convertir, gracias a la AMP que ha quedado firmemente estampada en tu mente y por lo tanto forma ya parte de tu personalidad.

¡Qué así sea, por el resto de tu existencia!

*Winston Samuel Ojeda es mexicano de nacimiento y tiene más de 30 años de experiencia impartiendo conferencias y seminarios de superación personal. Su oratoria impactante y amena, abarca temas que se relacionan con el crecimiento personal, el liderazgo, la familia y el network marketing.

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